En otoño el ambiente se oscurece, llega el frío, la lluvia y, aparentemente, no estamos expuestos tanto al sol como en verano. Sin embargo, en esta estación también debemos de cuidar nuestros ojos.

Someterse a controles oculares periódicos es de suma importancia para cuidar tus ojos. En muchas ocasiones, se piensa que solamente se debe asistir a un oftalmólogo cuando hay un problema visual, sin considerar que algunos de estos inconvenientes pueden prevenirse.

Si bien en el otoño los ojos no están totalmente expuestos al sol, en esta estación también es primordial cuidarlos. La afección más común de esta época es la sequedad visual, un trastorno que se genera en la superficie de la córnea y la conjuntiva como consecuencia de la carencia de producción de lágrimas o por su mala calidad.

Las principales manifestaciones del síndrome de ojo seco son irritación, enrojecimiento, sensación de cuerpo extraño en el interior del ojo o arenilla. La fatiga, lagrimeo y pesadez en los párpados también son síntomas.

Un ojo mal lubricado puede derivar en molestias oculares y lesiones en la córnea o conjuntiva. En este sentido, es fundamental el diagnóstico y tratamiento precoz para prevenir daños mayores. Las lágrimas artificiales y pomadas lubricantes pueden ser efectivas, ya que contribuyen a hidratar la superficie ocular. No obstante, estas deben ser recetadas por un oftalmólogo.

¿Por qué aparece sequedad ocular en otoño?

La sequedad ocular surge en otoño e invierno producto de factores ambientales asociados a espacios con alta evaporación. De esta forma, la calefacción o el viento son clásicos detonadores de este trastorno. Otro de los inconvenientes es que en otoño se habita en ambientes cerrados, con estufas o artefactos de aire acondicionado, que ayudan al desarrollo de la sequedad visual y la irritación.

El otoño también se asocia al retorno al trabajo o colegio, actividades que implican estar con la mirada fija y expuestas a pantallas digitales. Así, en esta estación también son habituales afecciones como la vista cansada o borrosa.

 

 

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