El cuidado de la visión es primordial para que las personas cuenten con una mejor calidad de vida. No obstante, algunas personas no están al tanto de que ciertos hábitos cotidianos atentan contra la salud de sus ojos.

Entre estos errores, tenemos los siguientes:

Automedicación: La administración de antibióticos o antiinflamatorios sin prescripción médica puede ser contraproducente. Se puede crear una resistencia del organismo al fármaco, causando efectos secundarios en el ojo si su uso es prolongado.

Exceso de maquillaje: Si se aplica maquillaje en exceso y este ingresa al ojo, puede causar una irritación. Esta puede tornarse crónica, por lo que se aconseja retirar este producto del rostro antes de ir a dormir.

Otro hábito incorrecto es compartir el maquillaje. Estos son de uso personal, ya que son transmisores de bacterias.

No humectar los ojos: Aunque las lágrimas artificiales no son de uso obligatorio, sí son recomendables, sobre todo para las personas que pasan por largos periodos ante una pantalla de computador o en ambientes con contaminación ambiental.

Si bien científicamente no está comprobado que exista un cambio de graduación en la vista debido al uso de estos dispositivos, se ha asociado pasar más tiempo en espacios cerrados y el desarrollo de la miopía.

Exposición prolongada al sol: Al actuar directamente sobre el ojo, a largo plazo los rayos ultravioleta pueden generar cataratas, irritaciones crónicas y picazón, entre otras molestias.

Por ende, es importante usar lentes con filtro, aunque esté nublado. Estos funcionan como barrera protectora ante los rayos uv y la contaminación del aire.

Frotarse los ojos: Esta práctica puede vincularse al desarrollo del queratocono, que es una condición poco común, donde la córnea se torna en forma de cono, generando una distorsión de la vista.

No someterse a chequeos periódicos: La revisión frecuente sirve para que el oftalmólogo detecte posibles problemas visuales oportunamente, ya que todos tenemos una predisposición a sufrir algunos padecimientos por cargas genéticas familiares.

También hay ciertas condiciones que exigen un chequeo con mayor regularidad, como la diabetes. Esta enfermedad crónica compromete directamente la visión, pudiendo desarrollarse una retinopatía diabética.

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