Debido a la pésima condición del aire por acumulación de esmog y a la mala ventilación, la Intendencia Metropolitana decretó emergencia ambiental por primera vez en 16 años para este lunes 22 de junio.

Lo más común que escuchamos es la recomendación a la población de abstenerse de realizar actividades deportivas al aire libre, debido a los riesgos de enfermedades respiratorias que se asocian a la contaminación. Sin embargo, la polución ambiental también perturba directamente la composición de la película lagrimal, cuya función es conservar la transparencia de las capas oculares y que así se puedan formar correctamente las imágenes.

Cuando los índices de contaminación aumentan, la función del ojo se altera, provocando fenómenos como la resequedad del ojo al contacto con el aire. Como resultado de esta molestia, las personas tienden a frotarse los párpados, pudiendo arrastrar hacia el interior de los ojos partículas contaminantes que flotan en el aire, empeorando la irritación.

Las recomendaciones entonces son evitar exponerse a ambientes contaminados y lavarse frecuentemente la cara, para eliminar los agentes contaminantes depositados alrededor de los ojos.

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