Mediante los ojos, se pueden conocer diversos aspectos de la persona. La cantidad de alcohol consumido, el nivel de curiosidad, las enfermedades de la piel y la personalidad podrían predecirse mirando los ojos de otra persona.

Un estudio de la Universidad Estatal de Atlanta, en Estados Unidos, descubrió que los individuos con ojos azules consumen más alcohol que las personas con ojos de tonalidad oscura. Los científicos explican que la relación se debe a que el segundo grupo es más sensible a los efectos de este tipo de bebidas, por lo que intentan no abusar de su consumo.

Asimismo, el nivel de curiosidad de una persona, comprendida como el deseo de conocer y descubrir nuevas experiencias, puede cuantificarse revisando el movimiento de los ojos al mirar una serie de imágenes. Así lo demostró Evan Risko en una investigación publicada en la revista “Cognition”.

Por otra parte, con el color de los ojos puede predecirse las enfermedades cutáneas que una persona tiene riesgo de sufrir, según un estudio exhibido en “Natura Genetics”. De esta manera, los individuos de ojos marrones tienen menos propensión a padecer un melanoma, el cáncer cutáneo de más peligrosidad. En cuanto a quienes poseen un iris de color azul, tienen menos riesgo de sufrir vitiligo, una patología autoinmune degenerativa que produce la pérdida de la pigmentación irregular en la piel, formándose parches blancos en los pies, rodillas, codos y rostro.

Por último, las personas que tienen más criptas en los iris – filamentos ondulados irradiados de la pupila – serían más sensibles y honestas, así como también pasan por más emociones positivas. Así lo determinó el investigador Mats Larsson, de la Universidad de Orebro, en Suecia. El científico comparó la densidad y el grosor del iris de medio millar de personas. Sus análisis también señalaron que los pliegues concéntricos alrededor del iris tienen más abundancia en los nerviosos e impulsivos.

Lo fundamental de la relación entre el iris y la personalidad radica en el gen Pax6, que tiene que ver con el crecimiento del teijido ocular. Asimismo, incide en el derarrollo de un área del cerebro denominada corteza angulada anterior, la que regula el estado de ánimo y donde se origina el autocontrol.

 

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