Después de un día en la playa, disfrutando del mar o luego de una tarde en las piscinas, seguro notaras tus ojos enrojecidos y con ardor.

Hoy en día las medidas sanitarias de las piscinas son muy efectivas y seguras, no siempre se encuentran 100 % libres de riesgos.

El exceso de cloro, los productos químicos, hongos, células muertas, entre otras cosas, los pueden ser factores que lleven a irritaciones, alergias e infecciones oculares.

Por otra parte, las piletas o juegos de agua en plazas, que no poseen filtros, no reciben mantención adecuada ni cloración, son un riesgo para la salud ocular de jóvenes y niños que las utilizan como “piscinas” para capear el calor de la ciudad, con el riesgo de contraer una conjuntivitis infecciosa.

Para detectarla, hay que estar atentos al clásico ojo rojo (con presencia de folículos o papilas). Si el síntoma no desaparece en 24 horas, y a eso le sumamos visión borrosa, dolor e hinchazón, es necesario acudir a un especialista.

Además, se recomienda no abrir los ojos bajo el agua durante periodos prolongados, ya sea en piscinas, mar u otros para evitar cualquier tipo de problema y el verano no se transforme en un riesgo para la salud.

RECOMENDACIONES

– Utilizar lentes de agua.

– Utilizar piscinas autorizadas, evitando hacerlo enxa0 piletas o estaques de la vía pública

– No abrir los ojos bajo el agua por mucho tiempo.

– No compartir su toalla.

– Secar cuidadosamente la humedad de su rostro con una toalla que no tenga arena.

Fuente: La Nación

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