Por alguna razón todavía desconocida, el sistema inmune de algunas personas se descontrola y destruye a sus propias células beta del páncreas. Estas células son las encargadas de producir la insulina, una hormona que lleva glucosa (combustible) a las células y sin la cual éstas no pueden funcionar. Es lo que conocemos como diabetes tipo 1 o juvenil, una enfermedad autoinmune, crónica y sin cura, que convierte a quienes la padecen en insulinodependientes.

Por eso, lo que logró un grupo de científicos de la U. de Illinois es un hito: a través de una terapia con células madre obtenidas de cordón umbilical, lograron que 15 pacientes con diabetes tipo 1, del Hospital Militar General del Mando de Jinan, dejaran de padecer la enfermedad, lo que abre nuevas esperanzas para una cura definitiva.

La terapia no sólo terminó con la autodestrucción de las células pancreáticas, también consiguió que éstas se regeneraran, reiniciando la funcionalidad del páncreas, lo que significó que los pacientes redujeran dramáticamente las inyecciones de insulina y que puedan dejarlas definitivamente a futuro, lo que depende, más que del éxito de la terapia, de los protocolos clínicos.

Los 15 pacientes que fueron sometidos a esta terapia tenían entre 15 y 41 años, y una historia de diabetes de al menos un año (el máximo era de 21). Todos ellos lograron -con una sola dosis- una mejora en sus niveles de insulina y una respuesta general inmune potenciada durante al menos 40 semanas, que fue el tiempo que duró el estudio, publicado en la revista BMC Medicine (de BioMed Central).

La investigación también demostró que la terapia aumentó la cantidad de linfocitos T reguladores, una de las células principales del sistema inmune, por lo que todo el sistema de defensa del organismo se vio beneficiado, lo que significa que la misma técnica podría ser utilizada para otros males autoinmunes, cree Zhao.

Procedimiento

Para realizar la terapia, los científicos extrajeron sangre del paciente y la pasaron por una máquina (similar a la de diálisis) capaz de separar las células. De allí extrajeron sólo los linfocitos T, los que fueron transportados a un circuito especial del aparato, donde fueron mezclados durante dos o tres minutos con células madre obtenidas de cordón umbilical. Desde allí fueron devueltos al paciente. La mezcla con las células madre permite que los linfocitos T se «reeduquen» y dejen de atacar las células del páncreas.

Fuente: La Tercera

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