Se debe tener en cuenta la protección visual en la estaciones de esquí y ambientes nevados en general donde se realizan estos deportes, ya que los riesgos se extienden al realizar estas actividades.

Uno de los peligros más grandes para los ojos son los rayos ultravioleta, los que pueden generar grandes dolores de cabeza, fotofobias, oftalmia de nieve, conjuntivitis, entre varias afecciones oculares y problemas en la visión. La incidencia de estos rayos es mayor en zonas altas, incrementándose los daños que generan en un 15% por cada 1.000 metros de altura.

Entre los esquiadores y otros deportistas invernales, la enfermedad más habitual es la oftalmia. Las manifestaciones son un gran dolor, sensación de tener arena dentro de los ojos, lagrimeo y espamos de los párpados al tener contacto con la luz. Los ojos rojos y la reducción de la agudeza visual también son síntomas.

Lo idóneo para que la oftalmia no tenga una duración superior a las 24 horas, es el reposo en la oscuridad, con los ojos cerrados o con lentes oscuros. No obstante, es importante consultar a la brevedad con un oftalmólogo, para aplicar un tratamiento apropiado.

Para prevenir esta situación, es primordial optar con un material adecuado en las gafas que se utilizarán para estos deportes. Es importante adoptar algunos consejos y precauciones.

Lo primordial en estos elementos es que los cristales posean una gran capacidad filtrante, con categoría 3 o 4. Esto significa que tienen el poder de filtrar, al menos, el 95% de los rayos ultravioleta. En ocasiones, es aconsejable administrar un colirio protector, antes de empezar con estos deportes. No obstante, estos fármacos siempre deben ser recetados previamente por un oftalmólogo.

Asimismo, dentro de los cuidados que podemos llevar a cabo, tenemos una serie de ejercicios para los ojos, como el “palmeado”. Este consiste en intentar ver una total oscuridad, tapándose los ojos con las palmas de las manos por al menos 30 segundos. Así, se repone el pigmento de la retina. El parpadeo también es otra acción, donde la idea es abrir y cerrar los ojos – tal como se parpadea con normalidad – a una gran velocidad. Este ejercicio sirve para la hidratación visual.

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