Una dupla de investigadores de la Universidad de Washington está desarrollando, en colaboración con la empresa Avalanche Biotechnologies, una posible cura para el daltonismo. Esta condición es un obstáculo para la vida diaria normal, y esta nueva técnica podría ser la solución definitiva.

El daltonismo es un defecto genético dificulta la distinción de los colores. El grado de afectación es muy variable y oscila entre la falta de capacidad para discernir cualquier color o acromatopsia y un ligero grado de dificultad para distinguir algunos matices de rojo, verde y ocasionalmente azul.

650_1200

El matrimonio de científicos Jay y Maureen Neitz, que llevan estudiando desórdenes de la vista durante años, aseguran que han encontrado una forma de implantar genes que pueden reemplazar a las proteínas que se encargan del reconocimiento de los colores en las células de los ojos encargadas de esa tarea, los conos.

Esta técnica ha sido probada con éxito en las retinas de dos monos que estaban entrenados para reconocer colores a cambio de una recompensa de fruta. Antes del procedimiento no podían reconocer ciertos tonos, sin embargo después del procedimiento lograron identificarlos prácticamente todas las veces.

A pesar de estos avances, la técnica aún es delicada porque hace necesaria cirugía, así que los Neitzs están buscando formas alternativas de realizar la intervención. Aquí es donde entra Avalanche, una firma que a través de un virus adeno-asociado en el que se encuentra el gen que detecta los pigmentos, es injertada en el hialoides para luego modificar las células de la parte posterior de la retina.

«Es un escudo de proteínas, algo así como un caballo de Troya, que te garantiza la entrada en la célula. Una vez allí, el ADN comienza a ponerse en marcha y produce el fotopigmento que nos interesa», explica Thomas W. Chalberg Jr, co-fundador y CEO de esta empresa de biotecnología.

Cuando se superen las primeras pruebas clínicas se espera poder evaluar el funcionamiento de este procedimiento en humanos en los próximos dos años, y más tarde superar la evaluación de la FDA. Si todo va bien, el tratamiento podría aplicarse en una breve visita al oftalmólogo.

En el siguiente video podremos ver un fragmento del experimento que estos científicos realizaron con un mono.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *