La destreza en los deportes pasa también por nuestra visión, ya que ella nos permite realizar gran parte de los ejercicios y a su vez, llevar un estilo de vida más saludable. xa0

La práctica deportiva, en conjunto de una dieta equilibrada y unos buenos hábitos de vida, nos aportan un gran beneficio a nuestra salud, tanto a nivel físico como visual. Los comportamientos sedentarios de la vida actual hacen que la sociedad sufra cada vez más enfermedades como la hipertensión, la diabetes o las cardiopatías que generan una descompensación en nuestro organismo, pero esta situación puede ser revertida si se aprende a realizar más actividad al aire libre y así aprovechar de mantener nuestra salud visual en forma.

Practicar deporte, puede ser un incentivo para prevenir e intentar desarrollar de forma eficiente nuestro potencial visual. Al igual que las personas que realizan regularmente ejercicio se someten a exámenes físicos, así mismo se deberían chequear la visión. Para ello, se recomienda siempre hacerse un examen oftalmológico y detectar a tiempo patologías que muchas veces son asintomáticas, pudiendo limitar nuestra relación con el deporte.

La actividad diaria depende en un 80% de nuestra capacidad visual, ya que la gran mayoría de los estímulos que se reciben se hacen mediante la vista. En el ámbito deportivo esta relación se vuelve aún más estrecha, ya que se requiere de un mayor grado de atención visual y de una respuesta rápida, precisa y eficaz.

Por lo anterior, es que la habilidad para realizar deportes requiere principalmente de lo siguiente:

Una agudeza visual estática: la cual nos permite ver con nitidez los objetos o símbolos estáticos en todas partes. Esta nos permite realizar deportes como el golf o el tiro, pero se puede ver obstruida con enfermedades como ametropía (defecto de refracción) o con otro problema para enfocar.

Agudeza visual dinámica: es la que nos permite discriminar detalles cuando existe el movimiento entre el objeto y la persona que lo mira. Nos permite practicar deportes como el fútbol, tenis, basquetbol o deportes acuáticos. Esta agudeza es una de las que más disminuye con la edad.

Visión periférica: ésta nos ayuda a detectar estímulos visuales alrededor del punto central de visión. Es la que nos permite visualizar el arco, cuando jugamos fútbol, o el aro de basquetbol. Ella se pueden ver afectada por afecciones como el glaucoma o u otras alteraciones al nervio óptico, pero el rendimiento deportivo puede ser eficaz utilizando lentes de contacto.

Cualquier proceso ocular que provoque molestas agudas, como el glaucoma, cataratas, estrabismo o la ambliopía, puede muchas veces interrumpir la práctica deportiva; pero siguiendo un buen tratamiento con un oftalmólogo y cuidando la vista al hacer ejercicio, no debería influir para renunciar a sus aficiones con el deporte.

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