El astigmatismo es una enfermedad visual que también afecta a los niños, impidiendo un correcto enfoque tanto cercano como lejano. Esta patología se genera por un trastorno en el cristalino o en la córnea, lo que produce una deformación de las imágenes.
Durante los primeros años de vida, la vista del bebé se encuentra en desarrollo, por lo que es posible que padezcan cierto grado de hipermetropía y astigmatismo. No obstante, lo normal es que estas patologías se vayan corrigiendo y que, a los 5 años de edad, la visión ya esté estabilizada. A pesar de esto, es aconsejable una revisión periódica con un especialista para asegurarse de que todo esté en perfectas condiciones.
Uno de los motivos fundamentales del astigmatismo es una causa hereditaria o genética. Esto quiere decir que uno de los padres es el que traspasa la enfermedad al menor. Asimismo, puede ser causada por un procedimiento quirúrgico.
Las manifestaciones principales que pueden ayudarte a detectar su tu hijo tiene astigmatismo, son las siguientes:
– Aprietan los ojos al intentar mirar un objeto, ya sea lejano o cercano.
– Se queja constantemente de dolores de cabeza.
– Siente picazón en los ojos.
– Sufre de mareos sin motivos aparentes.
Para tratar el astigmatismo en los niños, es de suma importancia diagnosticar la enfermedad a tiempo. De esta manera, se podrá aplicar el tratamiento apropiado y evitar que el menor sufra de inconvenientes en su vida diaria y cuando llegue a una edad avanzada, donde la patología ya es irreversible.
Habitualmente, el astigmatismo está asociado con la miopía o hipermetropía, dos afecciones bastante comunes en adultos y niños. Cuando existe astigmatismo infantil, el tratamiento más aconsejado por los expertos es la utilización de lentes o lentes de contacto. Sin embargo, si el problema se mantiene en la adultez, se recomienda la cirugía Lasik.
En la actualidad, existen diversos modelos de marcos de lentes para los niños, dando énfasis a la variedad de colores para que la experiencia sea percibida como positiva.