Un superdotado posee aptitudes visuales y en los demás sentidos superiores al resto de las personas comunes. Los expertos denominan a esta condición como hiperestesia, o sea, una capacidad sensorial exacerbada.

Jeanne Siaud Facchin, psicoterapeuta y una de las principales especialistas en inconvenientes que genera el exceso de inteligencia, sostiene que contar con todos los sentidos de manera constante extiende la receptividad del mundo. De esta forma, la gran agudeza explica también la sobrereacción y la importancia del aspecto afectivo del superdotado.

Esto ocurre porque la alta intensidad de los sentidos produce una gran sensibilidad emocional, ya que se percibe todo durante la mayoría del tiempo.

Así, la científica y autora del libro “¿Demasiado inteligente para ser feliz?”, indica que la visión de un superdotado es más aguda y penetrante. Sus relieves son más nítidos, mientras que los contrastes también tienen un mayor énfasis.

Aunque exista deslumbramiento por luz o la sombra oculta algún elemento, nada puede escapar a la agudeza visual de este tipo de personas. Aspectos mínimos, secundarios o imperceptibles para cualquier individuo común, pueden ser percibidos y analizados por un superdotado.

Su mirada es escrutadora inmediatamente y, a veces, puede llegar a ser molesta, debido a su intensidad. Los análisis realizados a superdotados han comprobado que pueden detectar de una foto o una imagen con demasiados detalles, una cantidad considerable de elementos en un tiempo notoriamente menor que el resto de las personas.

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