La calidad de vida de quienes sufren enfermedades oculares crónicas disminuye por la dificultad de adaptarse a los círculos en que se relaciona. La depresión, la baja autoestima y miedos respecto a sus capacidades, son algunos de los efectos. Sin embargo, el apoyo emocional disminuye estas consecuencias y facilita el progreso del paciente en su vida diaria.

El problema agregado de quienes sufren enfermedades visuales como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es que los trastornos psicológicos incrementan la sobrecarga de la familia, dificultando la recuperación de la enfermedad por no seguir un tratamiento como corresponde.

Por este motivo, el doctor Javier García-Campayo, del Servicio de Psiquiatría del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, en España, señala que el apoyo emocional hace más fácil afrontar la patología por parte de quienes la padecen, ya que se pueden determinar las fases de adaptación que se generan por una enfermedad de larga duración. Asimismo, agrega que brinda recursos para combatir los pensamientos y emociones negativas.

Recomendaciones

La adaptación a las deficiencias visuales crónicas es un proceso que tarda, pero que puede llevarse a cabo satisfactoriamente con la colaboración adecuada.

Daniela Aljanati , psicóloga especialista en baja visión y terapeuta individual y familiar, explica que es de suma importancia darte contención al paciente y escucharlo, ya que en muchas ocasiones puede estar bastante angustiado o ansioso por los inconvenientes que debe afrontar de forma permanente. De la misma forma, también es primordial tener una actitud sensible y paciente, dando a conocer la disponibilidad y consultando al afectado si requiere de alguna ayuda para llevar a cabo ciertas actividades.

Así, el apoyo funcional también es de gran relevancia, acompañando al paciente en su rehabilitación y aplicando estrategias y recursos que permitan su integración en la sociedad. En este sentido, se debe procurar facilitar su movilidad dentro de la casa, evitando poner objetos que obstruyan su desplazamiento y reordenando el mobiliario con este mismo fin. Con esta medida, la persona con problemas visuales ganarán seguridad.

Por otra parte, este orden de los elementos hogareños debe ser preestablecido con el paciente, avisándole si se va a cambiar de lugar alguno de estos.

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