Las lesiones oculares a raíz de la práctica de algún deporte se conocen como traumas de impacto directo, provocados por golpes violentos en los ojos.

Un trauma de impacto directo puede generar fractura orbital con estallido (hueso roto debajo del globo ocular), la ruptura del globo ocular y el desprendimiento de la retina, entre las lesiones más graves. Las consecuencias pueden ser pérdida parcial o total de la visión, daño en los músculos encargados del movimiento del ojo, hemorragia interna, visión doble por mal alineación de los ojos, cataratas, daño en el nervio óptico y ojo negro.

Los deportes basados en el contacto físico, además de los que utilizan pelota u otro elemento son de alto riesgo. Ejemplo de esto son como el rugby, béisbol, fútbol, boxeo, baloncesto, entre otros.

Los lentes deportivos deben estar hechos de policarbonato, un plástico resistente a grandes impactos y que previene los rayos UV. Existen con y sin aumento, además de ser delgados y livianos. Un lente de sol común sólo tiene un 5% de resistencia de lo que tiene uno de policarbonato y es 10 veces más resistente a grandes impactos que otro tipo de plásticos.

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